viernes, 24 de noviembre de 2006

COSTOS DE LA GUERRA Y LA PAZ


Los gastos militares frente a los gastos de paz

 - Los gastos militares mundiales de 2005 superaron aproximadamente la cifra de 1 billón de dólares por año (1.100.000.000.000). Esto corresponde al 2,5% del Producto Bruto Interno (PBI) o un promedio de 173 dólares per cápita. (Instituto para el Estudio de la Paz de Estocolmo-SIPRI, 2006).


 - La contribución de las Naciones Unidas a los programas económicos, sociales y humanitarios para ayudar a los países más pobres del mundo –a través del UNICEF, el Programa Mundial de Alimentos, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otros– alcanza los 10.000 millones de dólares por año. Las actividades de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas cuestan actualmente alrededor de 5.000 millones de dólares por año.

(Cifras oficiales de Naciones Unidas)

FUNDACIONES, POR LA SALUD Y LA RIQUEZA

Por Arturo Prins
Para LA NACION

“¿Por qué no interesan al ciudadano común en el apoyo a la investigación del cáncer?”, sugirió el premio Nobel César Milstein cuando lo visité en Cambridge, en 1991. El había ideado el método para lograr anticuerpos monoclonales y nuestra fundación financiaba en la Argentina un programa científico que los aplicaba contra el cáncer.

Preocupado por nuestros recursos, Milstein tenía presente la Cancer Research Campaign, la institución inglesa que más donaciones recaudaba con ese fin. En Gran Bretaña, como en los Estados Unidos, la filantropía está muy generalizada: los individuos, en conjunto, son quienes más aportan, especialmente los de medianos y bajos recursos.

De regreso a la Argentina, lanzamos una singular campaña en una cena benéfica, con Milstein como invitado especial. Era el 11 de marzo de 1992. Centenares de ciudadanos comenzaron a cooperar con nuestros mejores científicos a través de una moderna alcancía: la tarjeta de crédito, que por primera vez servía para canalizar pequeñas donaciones mensuales a una fundación. ¡En tres años teníamos casi 7000 donantes y ahora nos acercamos a los 50.000!

Pocos días antes de su muerte, en 2002, enviamos a Milstein un diploma que otorga la Direct Marketing Association (DMA), de los Estados Unidos, a quienes colaboran en campañas de bien público que hayan ganado un Echo Award, la distinción más importante del mundo en marketing directo, otorgada a la Fundación Sales en 2001 y en 2003.

Donar recursos para ampliar el conocimiento científico constituye una acción filantrópica, sin duda; pero al mismo tiempo permite construir riqueza.

A fines de los años 50, los países desarrollados aunaron criterios en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico para medir en términos económicos las inversiones en investigación y desarrollo (I+D). Las empresas tenían un papel protagónico: incorporaban conocimiento y desarrollaban productos con alto valor agregado, que patentaban. El Estado y las instituciones filantrópicas (mayormente, las fundaciones) cumplían otro papel: generar el conocimiento en las universidades y centros científicos y financiar las primeras y más difíciles etapas de los procesos de I+D, con capitales de riesgo.

Una economía es tecnológicamente atrasada si invierte menos del uno por ciento del PBI en I+D. La inversión argentina nunca alcanzó el 0,50%. Las economías avanzadas superan el dos y el tres por ciento.

Hay desarrollo cuando el sector empresarial aporta más del 50% de la inversión total en I+D. En los países avanzados, supera el 60%. En el nuestro no llega al 30. El Estado financia la mayor parte del proceso, por lo que nuestra industria –salvo excepciones– es poco competitiva y está protegida por altos aranceles. Todo un círculo vicioso.

Las instituciones filantrópicas son una tercera fuente de financiamiento. Las de Canadá y Estados Unidos –países líderes– aportan entre el dos y el tres por ciento del total invertido en I+D. Las de la Argentina, alrededor del 2,5%, lo que las transforma en el sector de financiamiento mejor proporcionado. Aunque no son más de 40 – entre decenas de miles–, las fundaciones argentinas que invierten en I+D tienen ganada esa posición. Aportan unos 20 millones de dólares al año y actúan mayormente en las universidades públicas y el Conicet, que generan la mayor parte del conocimiento, pues nuestras universidades privadas hacen poca investigación.

Hay que tomar en cuenta la protección del conocimiento. Nuestros científicos suelen publicar sin haber patentado. Otros países, que sí patentan, también pierden oportunidades. En mi última visita a Milstein, en 1999, lo escuché lamentarse porque la National Research Development Corporation le había negado patentar sus anticuerpos monoclonales. La entidad inglesa no vio, en 1976, su gran aplicación posterior en medicina e investigación y perdió enormes beneficios.

Nuestra fundación, que el 11 de noviembre cumplió 30 años ( www.sales.org.ar ), financia y coejecuta tres programas contra el cáncer con el Conicet. El organismo aporta personal científico de excelencia y sus institutos; la fundación, los equipos de alta tecnología, gastos de patentes, becas, asistencia a congresos, etc. Nuestros convenios con el Conicet, los primeros en su tipo, establecen la titularidad de las patentes para ambas instituciones, por lo que la propiedad de los resultados queda en el país.

El doctor José Mordoh –discípulo de otro premio Nobel argentino, Luis F. Leloir– dirige uno de esos programas: desarrolla vacunas terapéuticas antitumorales que actúan sobre la misma enfermedad y despiertan nuestra inmunología. La vacuna recientemente aprobada contra el cáncer de cuello uterino, de Merck Sharp & Dohme, es preventiva, pues este cáncer tiene origen virósico. Tras 18 años de estudios y ensayos de fase uno sobre pacientes, nuestra vacuna inicia ahora una fase definitiva, previa aprobación de la autoridad sanitaria: 72 pacientes con melanoma (el más grave cáncer de piel), en estadio de muy alto riesgo, serán vacunados; otros 36 recibirán interferón alfa, el medicamento más utilizado hoy. Si la vacuna fuera eficaz, como se viene probando en grupos más pequeños, en tres o cuatro años habremos logrado una medicina para un cáncer muy frecuente entre personas de 15 a 44 años, cuya morbilidad crece en el mundo y en el país registra 5000 nuevos casos por año.

La Fundación Sales tomó la decisión de financiar también este ensayo final, pues los pacientes se vacunan sin costo. La prueba, con equipos de muy alta tecnología, que ya importamos, nos costará alrededor de un millón de dólares. Miles de ciudadanos de medianos y bajos recursos donaron en estos años 4.350.000 dólares que se aplicaron a nuestros programas, junto a empresas, fundaciones y grandes donantes individuales. El conjunto de los pequeños contribuyentes aportó más que los mayores, pero éstos nos permitieron afrontar las importaciones más costosas.

Estamos en el punto culminante de un proceso de I+D, donde la investigación básica y aplicada confluirá en el desarrollo experimental empresario. Vivimos el proceso de la transferencia tecnológica a una empresa argentina: el laboratorio Pablo Cassará, que está en condiciones de realizar el desarrollo farmacéutico, con los estándares exigidos para registrar y comercializar la vacuna internacionalmente. La acción empresarial es fundamental para la producción y exportación de la nueva medicina y será paralela a la fase científica final, que se realiza en centros de excelencia: Instituto de Investigaciones Bioquímicas Buenos Aires (IBBA-Conicet), Fundación Instituto Leloir, Centro de Investigaciones Oncológicas, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) y Hospital Interzonal de Agudos Eva Perón.

En la Argentina, hay poquísimos desarrollos farmacéuticos innovadores. El nuestro sería el primer desarrollo local contra el cáncer que, además, puede constituirse en la primera vacuna terapéutica antitumoral del mundo. Los beneficios para el país serían importantísimos en lo económico y en el campo científico. El círculo virtuoso muestra el papel de las fundaciones y de los ciudadanos en los procesos de I+D, que debería extenderse para ayudar a construir nuestra riqueza.

El autor es director ejecutivo de la Fundación Sales y vocal titular de la Federación de Fundaciones Argentinas.

ECUMENISMO EN BUENOS AIRES

Estudiantes y docentes, al pie del Cabildo, con miras al Bicentenario
Foto: Marcelo Omar Gómez

Compromiso ante el Bicentenario La ciudad sancionó una ley redactada por chicos

Alumnos de distintos credos consensuaron el proyecto

La Legislatura porteña declaró anoche a Buenos Aires Ciudad Educativa. Al hacerlo, por unanimidad, convirtió en ley una idea formulada por chicos de colegios públicos de gestión estatal y de gestión privada de varios credos: católicos, evangélicos, judíos, musulmanes, armenios y ortodoxos.

Fueron ellos los que dieron forma al proyecto, en un proceso que les llevó varios meses de trabajo.

Dialogaron, se conocieron y coincidieron en plantear a la sociedad objetivos positivos con vistas al Bicentenario de la patria.

"Partimos de que todos somos ciudadanos, todos tenemos la bandera argentina", dijo ayer, en un diálogo con LA NACION, en el Arzobispado de Buenos Aires, Mercedes Castro Evans, de 17 años, alumna de la Escuela Evangélica Cristiana. Y agregó: "Tenemos que respetarnos y ver los valores que nos unen como personas".

¿Qué querían decir los chicos cuando proponían a Buenos Aires como ciudad educativa? Definirla como "un ámbito en el cual la comunidad se compromete, por el diálogo y el consenso, a consolidar una estructura de valores sostenidos en el reconocimiento de la identidad, el respeto a la diversidad de culturas, origen y creencias, y la solidaridad en pos del bien común".

Y no quisieron limitar esos valores a la escuela sino buscar que la ciudad entera sea un espacio educativo para todos.

Esa idea comenzó a gestarse en encuentros en la AMIA y en la sede del Arzobispado de Buenos Aires. Y el 27 de abril último, cuando el cardenal Jorge Bergoglio celebró en la Catedral la misa por la educación, delegados de chicos de muchos colegios acordaron la propuesta Ley 1/2010 Buenos Aires Ciudad Educativa, que entregaron ese día al jefe de gobierno, Jorge Telerman, en la Plaza de Mayo. Pero luego siguieron trabajando y ajustando detalles ante la perspectiva de que la ley se aprobara este mismo año.

Entre los primeros intervinientes estaban Florencia Armentano, del colegio Hijas de Jesús, y Manuel Moreno y Matías Borda, del San Miguel (ambos católicos). Con la nombrada Castro Evans, evangélica, estaba Leandro Belmudes. Dalila Rubinstein, de la escuela Natan Gesang, judía, como la ORT, representada por Daniel Wizenberg, compartieron diálogos con Zacarías Abuchanab, Farid Saleh y Karim Amores, del Colegio Argentino Arabe Omar Bin Al Jattab. Lo mismo hicieron Ariel Castillo y Guillermo Brites de una escuela pública que memora al padre Carlos Mugica con Daniela Anseri y Anahí Martínez, de la Escuela Ortodoxa Griega.

Pero fueron muchos más los chicos que hicieron sus aportes a lo largo del proceso. "Hay que acortar las distancias, respetar la diversidad cultural, ya que somos todos argentinos", comentó ayer Denise Slucki, de la escuela Natan Gesang, que ama el teatro y el miércoles próximo cumplirá 17 años. "Sí, la gente tiene que volver a escuchar hablar de igualdad y de respeto hacia el otro. Que no sea sólo un eslogan", apuntó su compañera Denise Sznycer.

Promover valores morales

"La ley es un buen primer paso: es promover valores morales", apuntó Wizenberg, de la ORT. Todos coincidieron en que no querían que ningún sector hiciera un uso político de lo que proponían.

Farid Saleh, hijo del presidente del Centro Islámico, un chico de once años al que le gusta el fútbol, apuntó: "Que la ley no se archive en el olvido". Su amigo Karim, de la misma edad, que ve poca televisión y a quien le gusta la cumbia, asintió. Todos hablan de convivir en paz. Leandro Belmudes, evangélico, de 17 años, va a cursar relaciones internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA) y hace dos años empezó a estudiar chino; ya domina bastantes ideogramas, pero, confiesa, le falta para poder leer un diario en ese idioma.

Los chicos hablaron. Contentos de escucharlos, los acompañaron los docentes José María del Corral, del Arzobispado; Oscar Frulla, coordinador del proyecto y rector del Colegio San Miguel; Batia D. de Nemirovsky y Leticia Barán, del Consejo Central de Educación Israelita, de la AMIA; Doris Ziger, rectora de Natan Gesang; Emir Jarnub, del Centro Islámico, y Sandra Reched, del Colegio Argentino Arabe.

Por Jorge Rouillon
De la Redacción de LA NACION

CULTURA DE PAZ


JEFATURA DEL ESTADO ESPAÑOL (BOE n. 287 de 1/12/2005)
LEY 27/2005, de 30 de noviembre, de fomento de la educación y la cultura de la paz.

JUAN CARLOS I
REY DE ESPAÑA


A todos los que la presente vieren y entendieren.

Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente ley.

Exposición de motivos

El siglo XX ha sido un siglo de profundas contradicciones. Ha sido un siglo en el que se han producido avances inimaginables en multitud de ámbitos de la vida. Desde los avances tecnológicos que nos podrían hacer superar muchas enfermedades, reducir la pobreza y eliminar el hambre, hasta los cambios de cultura política que han permitido sustituir formas autoritarias de gobierno por otras formas democráticas.

No obstante, y pese a estos avances, hemos visto cómo el siglo XX se ha convertido en uno de los siglos más sangrientos de la Historia. Dos grandes guerras, la Guerra Fría, estallidos genocidas en países como Bosnia, Rwanda o Kosovo, o grandes crisis económicas que han favorecido el aumento de diferencias entre los que más tienen y los que no tienen nada, son claros indicadores de las grandes contradicciones del siglo que acabamos de dejar atrás.

Se trata, en definitiva, de un siglo en el que ha prevalecido de forma notable una cultura de la violencia que se caracteriza por poner de manifiesto siete inseguridades graves que, muy a menudo, generan frustraciones, y, consecuentemente, violencia a escalas muy diferentes. Estas siete inseguridades fueron puestas de manifiesto por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1998 y son de tipo económico y financiero, de las rentas, cultural, sanitario, personal, ambiental, y político y comunitario. Tales inseguridades se encuentran en la base de las numerosas injusticias y desigualdades que imperan tanto a escala local, como regional, como, incluso, mundial.

En el marco de la Década Internacional para la Cultura de Paz (2001-2010) proclamada por las Naciones Unidas, esta ley, reconociendo el papel absolutamente decisivo que juega la educación como motor de evolución de una sociedad, pretende ser un punto de partida para sustituir la cultura de la violencia que ha definido el siglo XX por una cultura de paz que tiene que caracterizar al nuevo siglo.

La cultura de paz la forman todos los valores, comportamientos, actitudes, prácticas, sentimientos, creencias, que acaban conformando la paz.
Esta cultura de paz se tiene que implantar a través de potenciar la educación para la paz, la no-violencia y los derechos humanos, a través de la promoción de la investigación para la paz, a través de la eliminación de la intolerancia, a través de la promoción del diálogo y de la no-violencia como práctica a generalizar en la gestión y transformación de los conflictos.

Esta ley -amparándose en el punto a.2 del Programa de Acción sobre una Cultura de la Paz, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999- establece una serie de medidas destinadas al ámbito educativo y de la investigación, con el objeto de establecer la cultura de paz y no-violencia en nuestra sociedad.

Artículo 1.
1. España resolverá sus controversias internacionales de conformidad con la Carta de Naciones Unidas y los demás instrumentos internacionales-de los que es parte, colaborando en el fortalecimiento de la Paz y la Seguridad Internacional, la Cooperación y los Derechos Humanos.
2. El Gobierno promoverá la paz a través de iniciativas de solidaridad, culturales y de investigación, de educación, de cooperación y de información.
3. Para tales fines el Gobierno, establecerá mecanismos de colaboración con las Comunidades Autónomas, las Entidades Locales, así como con otros entes y organismos del propio Estado. Asimismo, y con el mismo objetivo, establecerá convenios de colaboración con los organismos internacionales, y las entidades y ONGs más significativas en el ámbito de la paz.

Artículo 2.
Corresponde al Gobierno, para la realización de los fines mencionados en materia de cultura de paz:
1. Promover que en todos los niveles del sistema educativo las asignaturas se impartan de acuerdo con los valores propios de una cultura de paz, y la creación de asignaturas especializadas en cuestiones relativas a la educación para la paz y los valores democráticos.
2. Impulsar, desde la óptica de la paz, la incorporación de los valores de no violencia, tolerancia, democracia, solidaridad y justicia en los contenidos de los libros de texto, materiales didácticos y educativos, y los programas audiovisuales destinados al alumnado.
3. Promover la inclusión como contenido curricular de los programas de educación iniciativas de educación para la paz a escala local y nacional.
4. Combinar la enseñanza dentro del sistema educativo con la promoción de la educación para la paz para todos y durante toda la vida, mediante la formación de adultos en los valores mencionados.
5. Colaborar con la Organización de Naciones Unidas, en la promoción de Institutos Universitarios Especializados.
6. Promover un incremento del conocimiento público y de la enseñanza del Derecho Internacional humanitario y de la legislación sobre Derechos Humanos.
7. Promover la formación especializada de hombres y mujeres en técnicas de resolución de conflictos, negociación y mediación.
8. Promover las tareas de construcción de la paz en áreas de conflicto con la participación de personal especializado.
9. El Gobierno creará los mecanismos de consulta periódica con la sociedad civil y la vinculada y asociada con los movimientos de la Paz para el adecuado cumplimiento de las disposiciones contenidas en la presente Ley.

Artículo 3.
El Gobierno otorgará ayudas para la realización de estudios e investigaciones en materia de paz, y promoverá el reconocimiento de las iniciativas sociales y de los medios de comunicación a favor de la paz.

Artículo 4.
El Gobierno deberá:
1. Promover las acciones y actuaciones necesarias para desarrollar los contenidos de las Convenciones internacionales sobre la eliminación de toda forma de discriminación racial, discriminación contra la mujer y discriminación derivada de la orientación sexual.
2. Promover acciones necesarias para contribuir a la desmovilización y reintegración en la sociedad de menores implicados en conflictos.

Disposición adicional primera.
El Gobierno informará a las Cortes Generales de las actuaciones realizadas en materia de cultura de paz, así como de los recursos destinados a las mismas.

Disposición adicional segunda.
En el marco de la proclamación por la Asamblea General de la Naciones Unidas de la década 2001-2010 «Decenio Internacional de la promoción de una cultura de no violencia y de paz en beneficio de los niños del mundo», el Gobierno buscará el desarrollo de iniciativas concretas en materia de cultura de paz en plena coordinación con las organizaciones de Naciones Unidas para la para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y para la infancia (UNICEF).

Disposición transitoria única.
El Estado español formalizará -en el plazo más breve posible- la adhesión a la Agenda de La Haya para la Paz y la Justicia en el Siglo XXI, y se compromete a desarrollar los programas y propuestas que en ella se contienen.

Disposición final única.
La presente Ley entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado».

Por tanto,
Mando a todos los españoles, particulares y autoridades, que guarden y hagan guardar esta ley.

Madrid, 30 de noviembre de 2005.

JUAN CARLOS R.

El Presidente del Gobierno,
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO