jueves, 22 de mayo de 2008

ABC DEL IMPERALISMO EUROPEO


Mapa de África de 1911 que muestra los reclamos coloniales de cada país europeo. Las posesiones británicas están de amarillo y las francesas, de rosa.

REPARTO DE UN CONTINENTE

El reparto o repartición de África, también llamado la disputa por África o la carrera por África, fue la proliferación de los reclamos europeos sobre el territorio africano durante el periodo del Nuevo Imperialismo, entre la década de 1880 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, que involucró principalmente a las naciones de Francia, Alemania y el Reino Unido, aunque también participaron Italia, Portugal, Bélgica, España y, en menor medida, Estados Unidos, este último país a través de la fundación de Liberia.

Hablar de la llamada "disputa por África" es continuar un debate de más de un siglo de antigüedad. La segunda mitad del siglo XIX, alrededor del año 1880, vio la transición del imperialismo "informal" que ejercía control a través de la influencia militar y de la dominación económica a aquél de dominio directo. Los intentos para mediar la competencia imperial, tal como la Conferencia de Berlín (1884 - 1885) entre el Reino Unido, Francia y Alemania no pudieron establecer definitivamente los reclamos de cada una de las potencias involucradas. Estas disputas sobre África estuvieron entre los principales factores que originaron la Primera Guerra Mundial.

CONFERENCIA CONFISCADORA

La Conferencia de Berlín, celebrada entre el 15 de noviembre de 1884 y 26 de febrero de 1885 en la ciudad de Berlín fue convocada por Portugal y organizada por el Canciller de Alemania, Otto von Bismarck, con el fin de resolver los problemas que planteaban la expansión colonial en África y resolver su repartición.

Catorce Estados fueron representados: El Imperio Alemán, el Imperio Austrohúngaro, Bélgica, Dinamarca, el Imperio Otomano, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, Países Bajos, Portugal, Rusia y Suecia.

En ella se proclamó la libre navegación marítima y fluvial, la libertad de comercio en el centro del continente africano, el derecho a colonizar un territorio si se ocupaba la costa de éste, entre otras cosas.

El proceso de colonización se realizó siguiendo las grandes vías fluviales, como los territorios del Níger, que fueron explorados entre los años 1788 y 1830; la cuenca del Nilo y la región de los Grandes Lagos Africanos, entre 1854 y 1859; el Zambeze, entre 1841 y 1873.

La exploración del río Congo motivó las rivalidades entre varios países, por lo que el canciller Bismarck actuó como árbitro en la Conferencia, donde se estableció el Estado Libre del Congo (actualmente República Democrática del Congo), bajo soberanía de la Asociación Internacional del Congo y propiedad privada del rey de los belgas Leopoldo II, y de un Congo francés, ambos con salida al mar; la libre navegación por los ríos Níger y Congo, así como el principio del derecho a la posesión del traspaís a partir de un enclave costero.

Así, la costa mediterránea africana quedó en manos de Francia y el Reino Unido; la costa oriental se dividió entre los alemanes al sur y los británicos al norte. La costa occidental quedó en poder de los belgas, franceses y británicos. Los italianos consiguieron Somalia y los portugueses, Angola y Mozambique. Sin embargo, pronto estallaron conflictos por la posesión de las zonas más estratégicas o más ricas, como en el caso de Túnez, Egipto y Marruecos